59 Legislatura: una más

28 de septiembre de 2004



Si bien académicos, gobernantes, legisladores, dirigentes eclesiásticos y la sociedad civil organizada han señalado y advertido que las reformas que requiere el País, y que se encuentran pendientes en el Congreso de la Unión, están atascadas en una evidente parálisis legislativa, pareciera ser que nuestros legisladores hace caso omiso a los señalamientos y advertencias que realizan quienes los llevaron a ocupar una curul.

Es cierto que la falta de acuerdos al interior de la Cámara de Diputados que se traduzcan en eficacia legislativa no es la razón única razón por la cual no se consolidan las urgentes reformas; es cierto que también contribuyen, y en gran medida, la incapacidad manifiesta del gobierno y la lucha interna que se verifica en los partidos políticos por la sucesión presidencial que adelantó el propio Fox.

No cabe la menor duda de que nuestro país se encuentra sin líder, sin rumbo; no se percibe coordinación en la ejecución de las actividades propias de las instituciones políticas de México; es un hecho, la República requiere urgentemente que cada uno de los poderes: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial cuente con personas que tengan una visión clara de lo que el país requiere y que además cuente con el liderazgo necesario para lograrlo.

No se escapa Institución Federal alguna de realizar actos u omisiones que contribuyen a que se siga viviendo en el escándalo. En los últimos días hemos sido testigos de la continuidad de acciones que generan, en el mejor de los casos, asombro y sorpresa; pero que también incrementan la desconfianza que los ciudadanos tenemos en su actuación y desempeño.

En cuanto al Legislativo, es evidente que no termina por entender y asumir su papel dentro del actual contexto; tenemos un Congreso de composición plural; particularmente en la Cámara de Diputados se percibe esa pluralidad y la representación de todos los sectores de la población.

Lo lamentable es el hecho de que después de tres Legislaturas sin mayoría absoluta; después de que nos gobierna otro partido distinto al que durante más de 70 años gobernó; después de reformas extraordinarias realizadas en materia electoral y del Estado; después de todo lo anterior, nuestra Cámara de Diputados no ha logrado la madurez necesaria para convertirse en parte fundamental de un Poder que hasta ahora no a podido encontrar su lugar.

La Cámara de Diputados continúa sin ser el actor que el país requiere, un actor que equilibre al Ejecutivo, que sea el precursor de las grandes reformas; que sea un órgano reconocido y respetado por la población; no, no lo ha logrado y se ve muy difícil que en ésta Legislatura lo haga.

Siguen manejándose intereses muy particulares y no los generales que requiere la población; continúan tomándose determinaciones con una visión miope y de corto plazo, en lugar de tomarse con una visión amplia y de largo plazo; continúan los partidos representados sin querer asumir el costo que conlleva toda reforma estructural; los legisladores continúan pensando en su aspiración personal y no la nacional; la mayoría trabaja para la sucesión y no para la República.

Veamos el espectáculo que dan durante la aprobación de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos para el 2005; esperemos ver una Legislatura responsable y no ver como se pierde una más: sí una más.