Agentes desestabilizadores de México

29 de julio de 2004



Comúnmente escuchamos o afirmamos que el pueblo de México tiene poca o nula memoria en lo que a acontecimientos políticos se refiere; en muchos casos la historia de nuestro país pareciera así demostrarlo y luego entonces llegamos a escuchar, de algún asesor o estratega político, que al evaluar un acto de gobierno se contempla que la intensidad de las implicaciones negativas decrecerá en razón del lapso de tiempo que transcurra entre el hecho y la elección próxima que corresponda.

El caso es que dicha afirmación comienza a perder vigencia; existen acontecimientos recientes que demuestran que se está creando una memoria social con mayor registro de acontecimientos anteriores que permite actuar frente a sucesos actuales; una conciencia social que emana de un pueblo agredido que se siente inseguro frente a las necesidades básicas de desarrollo (empleo, seguridad pública, educación, acceso a las comunicaciones, etcétera) y frente a la clara incertidumbre que genera la terrible indefinición del rumbo de país que debe definir su gobierno.

Expresiones sociales como la manifestación en contra de la delincuencia que tuvo el mayor número de participantes y la mayor cobertura mediática en la ciudad de México denotan la preocupación social que se generó después de la ya intolerable situación de agresiones delictivas ala población.

El tema es que increíblemente el presidente Fox continúa manifestando que no tiene capacidad de retención necesaria que le permita aprender de los errores cometidos en el pasado y así intentar no efectuarlos nuevamente; el hecho es tan alarmante que pareciera evidenciar que el presidente Fox no puede realizar una acción personalísima denominada aprendizaje; es un hecho que la limitación que tiene el presidente al no poder aprender —o cuando menos eso manifiesta— lo ha condenado, como ya hemos señalado, a ser “chamaqueado” por todo mundo y particularmente por su propio gabinete.

Como usted recordara hace algunas semanas vivimos un incidente internacional nada grato para las naciones involucradas, me refiero al incidente de la deportación del “señor de los videos” el señor Ahumada por parte del gobierno de la República de Cuba.

Relativo al tema es importante considerar que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala claramente que la dirección de la política exterior y la celebración de tratados internacionales deberán de ser sometidos a la aprobación del Senado, y que en la conducción de tal política, el Titular del Poder Ejecutivo observará los siguientes principios normativos: la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de controversias, la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internaciones, la igualdad jurídica de los Estados, la cooperación internacional para el desarrollo y la lucha por la paz y la seguridad internacional.

En tal caso podemos afirmar que la política exterior de México —cuando menos en lo que la Constitución señala— es y debe ser una política de Estado y no, como hasta ahora ha sucedido, un tema coyuntural que tiene que ver más con simpatías o antipatías de los gobernantes en turno que con una agenda política de Estado.

El asunto es, lo que hasta hace algunas semanas se afirmo públicamente —por parte del presidente Fox, del Secretario de Gobernación y del Secretario de Relaciones Exteriores—fue un acto de intervención en la política interna de México; en donde algunos “agentes” enviados por el gobierno cubano se dieron cita en México para realizar acciones que pretendían desestabilizar al sistema político mexicano; donde, según el gobierno federal, se contaba con pruebas suficientes de que los “agentes” cubanos sostuvieron reuniones con diferentes líderes políticos de los partidos de la oposición al partido en el gobierno para afectar al propio gobierno mexicano; acontecimientos que generaron la mayor y más agresiva medida en contra de un país por parte del gobierno mexicano de las últimas décadas al expulsar (literalmente) al embajador de la República de Cuba y otros líderes políticos, así como solicitarle a la embajadora de México en Cuba salir de inmediato de ese país; en concreto una medida que el gobierno nos informó pretendía salvaguardar la estabilidad de la Nación y por lo tanto de nosotros los mexicanos.

Afirmaciones como la de que el Gobierno de la República de Cuba pretende desestabilizar al gobierno mexicano y que por ello se actuó de manera tal que quedara claro que nadie se mete con México (claro está, a excepción de los Estados Unidos de América); son afirmaciones que tienen grandes implicaciones y que no deben ser expresadas por el presidente Fox si no es que tiene, coloquialmente hablando, los pelos en la mano.

En conclusión, considero que como una manifestación de claridad, de transparencia, de compromiso con la verdad y por supuesto para que los mexicanos intentemos leer el por qué nuestro actual gobierno actúa como lo hace y demostremos que no más olvidos, es: que el gobierno nos explique por qué ahora reanudamos nuestras relaciones diplomáticas con un País que pretende o pretendió desestabilizar a nuestro gobierno.