El México del PAN

02 de diciembre de 2010



Hace algunos años escribí una columna en donde señalaba que la visión que tenía de nuestro país, el entonces presidente de México, Vicente Fox, era producto del prozac; que parecía vivir en otra dimensión, en otro país; un México sin corrupción, sin violencia, en pleno crecimiento, con rumbo. Hoy debo reconocer que no era así, que todas las fantasías que el entonces presidente afirmaba como realidades no eran producto del prozac, sino de una enfermedad que al parecer se contagia por el solo hecho de ser panista y que, al parecer, se agudiza cuando el infectado ejerce algún cargo público.

Mi afirmación se sustenta en los mensajes que el presidente, Felipe Calderón, realizó durante los festejos que realizó el PAN, con motivo de sus 10 años de gobierno.

Las pruebas de que los panistas sufren de alguna descomposición mental que los lleva a ver otro México son alarmantes; decir que los gobiernos panistas han sido todo un éxito es verdaderamente alarmante, ya que para poder corregir un problema, lo primero es reconocerlo.

Que se necesita para que un hombre tenga el valor o el cinismo de pintar un país de las maravillas, cuando sus habitantes están muriendo por la violencia cotidiana, cuando el temor por ser asaltado es permanente, cuando se ha perdido el empleo o no hay opciones para los jóvenes, cuando la corrupción impera en todos los niveles de gobierno, cuando se sigue beneficiando a una pequeña élite de empresarios, cuando el modesto patrimonio de las mayorías está en riesgo de ser arrebatado por la delincuencia.

Pensar que las afirmaciones realizadas por el presidente Calderón son para festejar, es una tontería o una ingenuidad; pensar que los mexicanos no somos conscientes de la realidad, es ofender a nuestra inteligencia.

Jalisco no es la excepción, para los jaliscienses es una vergüenza el actuar de nuestro gobernador, sus desfiguros ocasionados por el alcohol son el “pan” de cada día; su permanente lucha en contra de sus demonios internos ha ocasionado que el gobierno esté totalmente alejado de su responsabilidad; la violencia desatada como nunca y no se percibe que se esté conteniendo; su enfrentamiento con la Universidad es irresponsable, su falta de cultura y de conocimiento de la historia no le permite ver la magnitud del problema, nadie le ha dicho que las Universidades públicas tumban gobernadores.

Emilio González es un infectado más, un panista que no es consciente de la realidad, que cree vivir en otro Estado, que gobierna basado en sus fantasías y que está convencido de que es un buen gobernante, nada más alejado de la realidad.

Puedo imaginar un país en donde la violencia sea excepcional, en donde haya seguridad en el empleo y opciones para los jóvenes; un México que castigue a los funcionarios corruptos, que no haya impunidad; que exista un reparto de la riqueza más amplio, sin concentraciones excesivas; un México con rumbo, dirigido por un gobierno inteligente, eficaz y comprometido; un país en donde los bienes obtenidos con el esfuerzo del trabajo cotidiano no estén en permanente riesgo de ser arrebatados por delincuentes; un México en donde el acceso a la salud sea eso, acceso a medicinas y atención médica oportuna; claro que puedo imaginarlo, de hecho lo imagino, pero en ningún momento lo puedo hacer bajo la dirección de un gobierno panista.