El verdadero conflicto

24 de julio de 2009



El señalado como “grave” conflicto que vive el Partido de Acción Nacional en Jalisco, no es otra cosa que la antesala de lo que será el verdadero problema; si bien es cierto que se han verificado acontecimientos muy desagradables para los panistas y la ciudadanía en general, como lo son las manifestaciones realizadas frente a la casa de gobierno o el plantón que secuestró el edificio del Comité Directivo Estatal del PAN, la realidad es que son acciones generadas por la lucha entre dos personajes que buscan lavarse las manos por la terrible derrota electoral; lo que hasta ahora hemos visto sólo representa el conflicto entre el gobernador del Estado, Emilio González Márquez, y el exgobernador Francisco Ramírez Acuña.

Los militantes y funcionarios panistas no han tenido la madurez política para aceptar que la derrota sufrida fue por los excesos de un Partido que pensó que el Estado era de su propiedad; por un gobernador que abusó de su encargo y nos ofendió como ciudadanía; por un dirigente de Partido que utilizó la denostación y el ataque al adversario en lugar de las propuestas y las ideas; por administraciones ineficaces y con indicios de una terrible corrupción; en fin, no han entendido y asimilado las razones sustantivas de su derrota.

El conflicto que ahora vemos tiene como único fin intentar evidenciar cuál de los dos actores tiene mayor culpa por la derrota, Emilio González por su pésimo papel como gobernador o, Ramírez Acuña por sus excesos en la imposición de candidatos; el primero seguramente buscará debilitar al segundo y el segundo intentará que su proyecto nacional no se hunda más.

Las consecuencias de la derrota serán muchas; seguramente el gobernador hará lo que su antecesor para lograr estabilidad política: pactar con el PRI y con ello intentar detener la embestida del panismo estatal y nacional que intenta deshacerse de él; debemos entender que un resultado electoral como el anterior pone en riesgo la próxima sucesión presidencial para el PAN, que no es poca cosa.

Por su parte el exgobernador hará todo lo posible por imputarle a Emilio la derrota, ya que su proyecto de convertirse en el coordinador del Grupo Parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados se está diluyendo e intentará, cuando menos, estar en la lucha.

Lo que no están viendo los panistas son las consecuencias que genera la irresponsabilidad de atizar el conflicto, por parte del gobernador y su antecesor. Los principales responsables de mantener la cohesión de los panistas, de ponerles el ejemplo para enfrentar la derrota con madurez y dignidad, quienes deberían pensar en el futuro de su Partido son los que están generando heridas tan profundas que difícilmente podrán sanarlas.

Lo que deben prever es el verdadero conflicto que tendrán el próximo año, cuando los dos grupos se enfrenten a la realidad: perder miles de espacios de la administración pública, en donde se encontraban trabajando sus operadores.

El PAN no había vivido este escenario desde que ganó en 1994 la gubernatura y los municipios de la Zona Metropolitana, no es cosa fácil para un Partido perder la mayoría de los espacios de gobierno y mucho menos perder la nómina que conservó durante 15 años; el próximo año será decisivo para el PAN; hoy, es pura ambición personal entre dos actores, mañana será de miles de panistas que perderán sus beneficios, eso sí es un problema.