El “efecto Prozac”

08 de julio de 2004



Nuevamente el presidente Fox insulta nuestra inteligencia con afirmaciones temerarias, huecas y fantasiosas que no hacen más que contribuir al ambiente de por sí confuso y peligroso que hasta ahora ha permitido y en algunos casos alimentado el propio gobierno.

Si bien es cierto que las frases expresadas por el presidente Fox seguramente las incluirá Andrés Bustamante en su siguiente recopilación (a menos que las inagotables ocurrencias del presidente lo hayan hecho claudicar en su esfuerzo), también es cierto que ya comienzan a generar descontento, coraje y frustración en la clase política mexicana.

Es cierto que tenemos un presidente que no asume su responsabilidad de dirigir, de impulsar y, en los casos necesarios, de imponer las medidas necesarias para el avance de un pueblo al cual protestó servir; es un presidente que bajo el argumento de la democracia se desentiende de sus responsabilidades y deja al libre albedrío a su gabinete para hacer lo que les plazca, sin rumbo definido, sin proyecto de nación; tenemos un presidente que no ha logrado estar a la altura de su responsabilidad y de su tiempo.

Nos gobierna un hombre carente de ideas, sólo tiene entusiasmo; un presidente que rige sus actos en razón de la popularidad, y no en su responsabilidad; un hombre que justifica sus deficiencias y falta de mando bajo el argumento de que su gobierno es democrático; un presidente que después de poco más de tres años de ejercicio no ha aprendido a ser presidente.

Podemos hacer una reflexión sobre Fox: no es el mismo hombre vigoroso, alegre y con proyecto que contendió en las elecciones como candidato del PAN y que motivó a la mayoría de los electores que votaron a depositar su confianza en él; no es el mismo hombre que tomo protesta para servir a los mexicanos como presidente de México; no, definitivamente ese hombre ya no existe. La pregunta es ¿cuándo comenzó ese cambio?, y digo “ese” en la inteligencia de que el otro, el que nos ofreció a los mexicanos, no se dará en su gobierno; pues bien el cambio del que hablamos coincidentemente comienza el día en que contrajo nupcias con su actual señora esposa.

Lo alarmante de ésta realidad política en donde hemos escuchado —por parte de aquellos ciudadanos que aún tienen confianza en que Fox cumplirá alguna de sus promesas (por que la de sacar al PRI de los pinos fue una acción de los electores responsables que participaron en la elección)— justificaciones por la incapacidad de gobierno hasta las de que el prozac es el que lo ha convertido en lo que hoy es Fox; pies bien, tomando como referencia esa jocosa ocurrencia, diremos que el “efecto prozac” está poniendo en riesgo la viabilidad económica, política y social de un pueblo.

Podemos afirmar con verdadero temor que el “efecto prozac” está afectando al primer nivel de gobierno pues quiero pensar que es una epidemia y no la incapacidad de Fernando Canales Clariond, secretario de economía, al haber perdido un juicio por “un error” en donde la empresa de artículos deportivos Nike puede importar zapatos tenis desde China, hasta el cierre del 2007, sin pagar las cuotas compensatorias que aplica el Gobierno mexicano al calzado proveniente de ese país y donde además la empresa obtendrá un reembolso de las cuotas que pagó desde enero del año pasado con los intereses respectivos, todo ello en perjuicio de los zapateros mexicanos.

En otro caso el “efecto prozac” llegó a otra instancia del gobierno en donde la paraestatal de Pemex, en un juicio en contra de la firma Combustibles de Oriente, perdió 400 millones de pesos en perjuicio de la empresa de todos los mexicanos.

Y por último el mismo “efecto prozac” alcanzó a una de las instituciones que desde su creación y hasta éste sexenio contó con el mayor prestigio en la defensa de los consumidores y hoy se ve involucrada en un escándalo de corrupción al más viejo estilo: la Profeco; escándalo en donde no sólo es la complicidad entre vendedores de gasolina y los inspectores de la Profeco para que nos vendan litros de 900 y hasta 700 mililitros de gasolina, sino que los funcionarios piden cuotas mensuales a los gasolineros para permitir las irregularidades y además los alertan sobre las fechas de verificación en los establecimientos.

En fin la epidemia del “efecto prozac” ésta alcanzando a todo el “gabinetazo” y de las diferentes instancias de gobierno en perjuicio de nosotros los mexicanos.

Lo cierto es que las pérdidas millonarias por incapacidad de los funcionarios responsables y la corrupción que estamos viendo los mexicanos (“Vamos México”, la Lotería Nacional para la Asistencia Pública, Profeco y otros) si bien va en detrimento de la economía del estado y por lo tanto del País; lo más grave es el ambiente político que puede tener consecuencias lamentables para el futuro de México.

El escándalo generado por la renuncia de Alfonso Durazo como secretario particular, vocero y responsable de la comunicación de la presidencia es una señal que no debemos confundir y que debemos de atender de inmediato.

El echo es que lo que hasta hace algunos días era un secreto a voces hoy se convierte en una denuncia expresada en una renuncia del hombre más cercano al presidente Fox; hoy esa verdad que se comentaba en secreto por los funcionarios de gobierno y los Partidos Políticos es un grito de advertencia por quien estaba más cerca de Fox.

Hoy, hoy, hoy, la clase política y los ciudadanos, los intelectuales e investigadores, los medios de comunicación y periodistas, deben seguir de cerca estos acontecimientos y contribuir a que la amenaza del Ejercito Mexicano no se convierta en realidad; no debemos permitir que por las aspiraciones personales de una mujer y la incapacidad o complicidad de un hombre, la Nación se nos vaya.