Esperanzas y realidades. ¿Congreso eficiente y eficaz? o ¿Institución Política que frena el desarrollo del País?

03 de junio de 2003



Es difícil, más no imposible, que los ciudadanos mexicanos mantengamos la esperanza de que, algún día, el Congreso de la Unión sea una institución política eficiente y eficaz, a la altura de las necesidades del México de hoy y del mañana; lo verdaderamente difícil, que tampoco irrealizable, es que esas expectativas, ilusiones, anhelos y sueños de los mexicanos se traduzcan en realidad.

Una vez concluidos los trabajos ordinarios de la actual Legislatura y con la inminente falta de acuerdos para convocar a un periodo extraordinario de sesiones, surge obligadamente la discusión, entre los diferentes actores políticos, autoridades y ciudadanía en general, sobre la evaluación de la eficiencia y eficacia de nuestro honorable parlamento mexicano.

Aunado a lo anterior, el tema que nos ocupa es uno de los muchos que el actual proceso electoral federal acentúa y pone al centro del debate nacional, asunto de vital importancia para la república en razón de que el próximo 6 de julio será renovada la Cámara Baja e instalada la 59 legislatura.

Como ciudadanos responsables y comprometidos con la República, tenemos la obligación de realizar una evaluación del trabajo realizado por nuestros Legisladores y después fijar nuestra posición al respecto. Para ello, debemos comenzar por analizar el desempeño que hasta ahora ha tenido el Congreso Federal; necesitamos definir los elementos y parámetros a emplear para poder calificar su actuación o de alguna manera poder opinar responsablemente sobre el tema.

Considero que por la importancia, implicaciones y trascendencia que tiene el que cada uno de nosotros realice el análisis del desempeño del Congreso de la Unión, éste no debe realizarse de manera superficial e irresponsable, no debemos afirmar a la ligera que la actual Legislatura no hizo nada, que no cumplió con su mandato y, mucho menos, que no le sirve al México actual.

Nuestro análisis debe ser serio, responsable y sustentado en la mayor medida posible por datos duros, insisto, no debemos hacer afirmaciones irresponsables sin sustento real que muy por el contrario de contribuir al fortalecimiento y desarrollo de nuestras Instituciones Políticas las debiliten y lesionen en nuestro propio perjuicio.

No debemos asumir posiciones imprudentes e irresponsables como las de algunos políticos conocidos y que actualmente son candidatos a diputados federales, como Pablo Gómez del PRD, de quien hemos escuchado afirmaciones temerarias en el sentido de que, además de la actual, ninguna de las anteriores Legislaturas han servido al País. Nada más ajeno a la realidad.

Además, en particular sobre ésta Legislatura del Gobierno del Cambio, hemos escuchado un sin fin de aseveraciones negativas dirigidas al desempeño de nuestros legisladores federales. Como ya lo señalamos, la mayoría de ellas atendiendo únicamente a la necesidad inmediata de obtener rentabilidad electoral favorable, en particular para quienes las comentan o enuncian y, en lo general, para sus respectivos Institutos Políticos.

Pero lo peligroso y alarmante de esto es: pocos han expresado claramente el fundamento de sus afirmaciones o, peor aún, sí realmente son suyas como consecuencia de un verdadero análisis a fondo o, en el peor de los casos y creo que el más recurrente, sí la tomaron como suya sin análisis o fundamento alguno.

Esto es, además del claro interés electoral, existe la percepción generalizada, de entre la mayoría de los actores de la política nacional, que la actual Legislatura no contribuyó al desarrollo del País y se convirtió en un freno.

Otros actores y Partidos han tenido la osadía de utilizar éste argumento como mensaje central de sus campañas y elemento principal de persuasión para el electorado. Sin contemplar realmente el daño que le causan a la República.

Es importante que los mexicanos comencemos por informarnos y por exigir que se nos informe más y mejor sobre las actividades del Congreso. Esto es, la mayoría de los mexicanos y todos los actores políticos del País, deberían de poder contestar, por citar algunas, a las siguientes preguntas: ¿Qué es el Congreso? ¿Para qué sirve? ¿Cómo funciona? ¿Qué esperar de él? y, en particular, aquellos actores políticos y ciudadanos que afirman, superficial e irresponsablemente, que la actual Legislatura no sirvió o no hizo nada, deberían de poder contestar claramente, con elementos objetivos no meramente discursivos, una pregunta muy sencilla de hacer: ¿Por qué lo afirman?

Independientemente de la evaluación que cada uno de nosotros hagamos sobre el desempeño de la actual Legislatura, lo que sí queda claro es que los candidatos que resulten favorecidos con la mayoría de los votos y se conviertan en diputados federales electos, antes de asumirse como depositarios de nuestra soberanía y representación, deberán comenzar a construir los acuerdos necesarios que permitan, una vez instalada la nueva Legislatura, incorporar a la agenda legislativa los temas fundamentales y las reformas estructurales que México requiere.

Nuestra esperanza es que reformas como la energética, laboral y del Estado, por citar algunas, deberán de realizarse por los próximos Legisladores, la realidad es que, de no hacerlas, el desarrollo y futuro de México estarán en mayor riesgo. Realmente anhelo que no tengamos que aplicar lo afirmado en la segunda parte de la toma de protesta del mandato a los Legisladores “que la Nación se los demande”.