Jalisco en pie de lucha

06 de marzo de 2009



Jalisco está en pie de lucha electoral y las dos principales fuerzas políticas en la Entidad ya cuentan con candidatos a Diputados Locales y la mayoría de quienes serán los candidatos a Presidentes Municipales; la pregunta es ¿lograrán curar las tremendas heridas ocasionadas durante los procesos internos, para estar en condiciones de garantizar la unidad necesaria para ganar?

El Partido de Acción Nacional tiene una ventaja que, correctamente empleada, facilita el proceso de unidad; cuentan con un “jefe máximo” o “primer elector”: el gobernador del Estado. Es una condición que permite premiar y castigar a los militantes del PAN; el gobernador tiene tanto qué repartir, que puede realizar maniobras políticas para impulsar, frenar o destruir aspirantes y, posteriormente, conducir a los no favorecidos por la senda de los beneficios que puede otorgar el poder público, económico y político.

Así las cosas, ejemplos como lo acontecido en Zapopan son una muestra de lo que puede lograr un gobernador: bajar de la contienda a un buen candidato, quien no cuenta con sus afectos, para garantizarle a otro, quien se encuentra inmerso en un escándalo de supuestos desvíos de recursos públicos, pero que sí tiene sus afectos. Logrará el gobernador una verdadera unidad en torno a sus candidatos y abonar para ganar la elección constitucional, no se puede predecir, lo que sí podemos afirmar es que hoy decisiones como la tomada en Zapopan ponen en riesgo que el PAN se mantenga en el gobierno.

Por su parte, el Partido Revolucionario Institucional en Jalisco no cuenta con ese “jefe máximo”, “primer priista” o “primer elector” que durante tantos años controló las aspiraciones de unos y las obsesiones de otros; peor aún, los priistas están acostumbrados a tener un jefe político que garantice el cumplimiento de los acuerdos y tenga los instrumentos para premiar la lealtad y disciplina política, pero también la fuerza para castigar la deslealtad e indisciplina; para el PRI de Jalisco es mucho más complicado lograr unidad, lealtad y disciplina política de sus cuadros; la desconfianza entre los propios priistas y la soberbia de los que han resultado favorecidos con candidaturas y cargos de dirigencia partidista, han sido los principales elementos que han evitado la unidad en los procesos electorales que el PRI ha enfrentado sin gobernador y, posteriormente, sin presidente de la República.

Pero, aparentemente, la historia está cambiando; el PRI en Jalisco está logrando lo impensable, candidaturas únicas en la mayoría de los distritos federales y locales, así como para candidatos a presidentes municipales. Lo más significativo es que, hasta ahora, no se perciben señales de fracturas graves o disidencias notables; el PRI logró convencer a sus Sectores y Organizaciones para que contribuyeran a la unidad y para que tuvieran confianza en que las negociaciones se cumplirán; los aspirantes fueron convencidos de unirse en torno a uno solo, ratificando que se recupera una parte de la confianza perdida durante muchos años de incumplimientos de acuerdos.

Hoy Jalisco está en pie de lucha electoral y aparentemente el PAN está cometiendo los abusos y excesos que durante tantos años cometió el PRI con su militancia; el PRI está demostrando que por fin, en Jalisco, entendió que debe contender con unidad para poder recuperarse de la peor derrota electoral de su historia, en donde la soberbia del candidato a gobernador y la sumisión a la voluntad y a su capricho, por parte del entonces presidente del PRI, fueron los principales motivos.