Juárez

21 de marzo de 2009



El sábado pasado se conmemoró el natalicio del indígena zapoteca, Benito Pablo Juárez García, el Benemérito de las Américas, quien naciera en San Pablo Guelatao, Oaxaca, un 21 de marzo de 1806 y muriera, a los 66 años de edad, en la ciudad de México un 18 de julio de 1872.

Juárez, ni ángel ni demonio, fue un liberal republicano que contribuyó de manera sustantiva en el destino de nuestra Nación; su origen indígena, de familia humilde y sin conocer una palabra del español, son elementos que no le impidieron alcanzar los más grandes logros políticos y personales que lo llevaron a ser el ejemplo de lucha y tenacidad, así como de orgullo para los mexicanos. 

A doscientos tres años de su nacimiento, siguen vigentes sus aspiraciones de igualdad, legalidad y justicia para el pueblo de México; el presidente errante, de quien la mayoría  conoce su célebre frase “entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, forjó un nuevo concepto del funcionario público y del político como hombres de honor, con firmes principios y compromiso con la Nación; su frase dirigida a los funcionarios lo demuestra “No se pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir, en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala".

Para Juárez, los principios están sobre los hombres "Los hombres no son nada, los principios lo son todo", por ese principio fue un hombre que siempre lucho por construir instituciones fuertes.

Para Juárez, el Masón del rito Yorkino, expandir la educación pública con carácter gratuito y laico en todo el país, fue una de sus mayores aspiraciones; él sabía la importancia que tiene para un pueblo el acceso a la educación, pero eso sí, laica como el Estado, "Libre, y para mi sagrado, es el derecho de pensar... La educación es fundamental para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los pueblos".

A más de doscientos años de su nacimiento, Juárez, el indígena zapoteca, el liberal republicano, el masón llamado simbólicamente Guillermo Tell, el benemérito de las Américas, el excomulgado por la iglesia católica, ese hombre que fue presidente de México dejó un legado que hasta ahora sigue siendo aspiración del pueblo de México.

Hoy más que nunca debemos reflexionar sobre el papel de los políticos y funcionarios en nuestro País, hoy más que nunca debemos ponderar que un buen legislador debe demostrar principios y valores democráticos, debe ser honrado y vivir como tal; hoy más que nunca debemos analizar la vida y obra de aquellos que hoy pretenden representarnos en la máxima tribuna del país; es la hora de que los ciudadanos actuemos como tales y no nos dejemos llevar por la frágil imagen que genera la mercadotecnia; hoy es tiempo de la República, de buscar alcanzar un país más justo, con verdadero acceso a la educación, con funcionarios públicos que no busquen enriquecerse durante su encargo, con Partidos políticos que no sólo presenten sus plataformas electorales ante el IFE sino que realmente crean en ellas y luchen por alcanzarlas.

Hoy más que nunca los mexicanos debemos asumir la responsabilidad que tenemos de elegir a nuestros representantes; no debemos votar por aquellos que sólo viven de frivolidad, por aquellos que se han enriquecido con recursos públicos, por aquellos que en su vida personal actúan de una forma y en la vida pública de otra. Los valores vividos e impulsados por Juárez, son aquellos que debemos exigirles a quienes pretenden representarnos. Cada pueblo tiene el gobierno que se merece.