La caballada está flaca

05 de octubre de 2004



La sucesión adelantada por el presidente Fox, además de enrarecer el ambiente político y distraer de sus responsabilidades a legisladores y funcionarios públicos en detrimento del desarrollo de México, ha exhibido una lamentable realidad: “la caballada está flaca”.

Aquellos políticos que han declarado sus pretensiones de alcanzar la máxima aspiración política del país, así como aquellos que lo niegan pero que sus actos manifiestan lo contrario, han demostrado que: en su ambición por encontrar mensajes que los posicionen ante el electorado como opciones reales al gobierno de la república cometen actos de irresponsabilidad que tienen implicaciones negativas para el país.

La afirmación del secretario de gobernación, Santiago Creel, en el sentido de que “existe pleno consenso sobre el agotamiento del sistema presidencial” y que por ello es urgente realizar reformas estructurales que permitan el incorporar al sistema político mexicano la figura de “Jefe de Gabinete” es verdaderamente desafortunada.

El afirmar que la falta de acuerdos entre el Legislativo y el Ejecutivo se debe al “obsoleto conjunto de reglas e instituciones” y no a la falta de voluntad del presidente es verdaderamente cobarde y denota la urgente necesidad de justificar, por quien es el responsable de la política interna, la incapacidad del gobierno para ser eficaz en la construcción y consolidación de acuerdos.

Poco favor le hace Santiago Creel a quién depositó su confianza para que ocupara el cargo de secretario de gobernación y le diera todo su respaldo para que esa misma Secretaría concentrara la relación con el Legislativo — quitándoles a las demás Secretarías la posibilidad de impulsar sus prioridades de manera directa con los legisladores— poco favor le hace al presidente Fox señalando que el presidencialismo mexicano está agotado y que es urgente incorporar la figura de Jefe de Gabinete; ¿Será que el subconsciente del secretario de gobernación lo traicionó? o ¿Habrá sido una afirmación a la ligera en el calor de ganar la simpatía de los electores? o ¿Realmente tenía un objetivo claro? El caso es que parece ser que el secretario de gobernación no midió el alcance de sus palabras y lo que puso al descubierto es lo que muchos mexicanos afirmamos: parece no existir un jefe de gobierno; no se percibe que el presidente Fox actúe como responsable del desempeño de quienes él designó como integrantes del Gabinete Legal y Ampliado y en consecuencia no dirige, no coordina y mucho menos pone orden.

No es posible que en razón de que un gobierno sea incapaz e ineficiente, políticamente hablando, el responsable de la política pretenda reformar el sistema político de la Nación con el único fin de justificar un sexenio sin acuerdos políticos relevantes; no debe ser posible que en la ambición por alcanzar una candidatura un funcionario de gobierno, titular de una Secretaría de Estado, pueda hacer y decir lo que sea sin tener la sensatez y prudencia que su encargo exige.

Por último, que poco favor le hacen a López Obrador aquellos asambleístas que irrumpieron ayer en el Recinto de San Lázaro para exigirle a la Cámara de Diputados que no aprobara las reformas del 122 constitucional que privarían de casi 5 mil millones de pesos al Gobierno del Distrito Federal; que no entenderán que su característica tendencia a la violencia y a la ilegalidad es lo que precisamente genera temor de que el PRD gobierne; que no habrá persona alguna que les haga ver el lamentable espectáculo que realizan cada que la Ley les es adversa a sus intereses; algo les debe quedar claro a los perredistas: si López Obrador es candidato y gana la Presidencia de la República será a pesar de ellos.