La equidad democrática en riesgo

13 de febrero de 2004



Después de que Marta Sahagún de Fox aceptara que tiene como proyecto ser la primera presidenta de México, la equidad democrática alcanzada hasta la fecha está en riesgo de desaparecer y las respuestas no se han hecho esperar; es el caso de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión al aprobar una propuesta de auditoría a la Oficina Presidencia de la República.

Si bien es cierto que la controversia jurídica la tendrán que resolver en tiempo y forma los tribunales correspondientes, el tema de los recursos destinados a la esposa del presidente Fox es un tema que debe valorarse y darle su justa dimensión.

El hecho es que el diputado Manuel Camacho Solís, del partido de la Revolución Democrática, retomó el tema en tribuna y abonó ala gran discusión que se dará en el Congreso durante los próximos meses sobre el tema de las aspiraciones de la señora Sahagún de Fox de ser presidenta de los mexicanos y las implicaciones que esto tiene con los recursos públicos.

Bajo el argumento del diputado federal de que en amplios sectores de la población y opinión pública existe una gran preocupación de que sean utilizados directa o indirectamente recursos públicos de la Oficina de la Presidencia de la República en apoyo a las aspiraciones de Marta Sahagún y de su fundación “Vamos México”, es que el diputado presento una proposición con punto de acuerdo para que la Auditoría Superior de la Federación realice una auditoría a la Oficina de la Presidencia de la República.

Si bien es cierto que el Congreso de la Unión no cuenta con facultades para investigar las actividades financieras de una fundación privada, también es cierto que sí tiene facultades para solicitar que se audite a la Oficina de la Presidencia; ya que se presume apoya directa o indirectamente las actividades de la fundación.

La pretensión de que se audite a la Oficina de la Presidencia es realmente legítima y necesaria; no es posible que dentro de la misma exista una estructura burocrática a las órdenes de la señora de Fox sin que legalmente sea un funcionario público. En este sentido la Ley es muy clara, para la función pública sólo está permitido realizar lo que expresamente señala la Ley; sería importante que la Presidencia de la República nos informara en dónde se aprobó la creación de una estructura interna en la Oficina de la Presidencia bajo el cargo o nombramiento de “Oficina de la Esposa del Presidente de la República”.

Lo anterior genera que los empleados en esa nueva oficina trabajen para la señora de Fox y en el caso de quienes la acompañan a sus eventos indistintamente, pues hacen lo propio en los de la fundación “Vamos México”: Seguramente se les podrá fincar responsabilidades en prejuicio del patrimonio público a esas personas que dedican el tiempo que deben laborar en actividades de la presidencia en atender actividades de la fundación.

Podemos seguir comentando sobre el presupuesto que se destina solamente en sueldos para la estructura que dirige la señora de Fox y que sirve también para sus actividades en la fundación; como ejemplo basta citar que los sueldos van desde poco más de catorce mil pesos para un secretario particular y hasta ciento cuarenta mil setecientos pesos que gana la directora general de vinculación, quien en todo momento acompaña a la señora Sahagún en sus eventos.

Pero el verdadero tema es la inequidad democrática que tanto trabajo le ha costado al país en su lucha por alcanzarla; una lucha que si bien es cierto no se ha traducido en una equidad plena, también es cierto que hoy por hoy existe una equidad democrática de la cual podemos sentirnos orgullosos de haber alcanzado en pocos años.

Los ejemplos son muchos pero podemos citar uno que considero nos ejemplifica mi afirmación: la señora Sahagún de Fox realizó en días pasado una gira de trabajo en Peña de Bernal en Querétaro con el objeto de “convivir” con mujeres campesinas e indígenas que participan en el programa de Proyectos Exitosos de Desarrollo Rural que auspicia la Sagarpa; para tal gira fueron utilizados dos helicóptero de la Fuerza Aérea de México y 60 integrantes del Estado Mayor Presidencial; el costo aproximado para nosotros los mexicanos, tan solo por el transporte (que duró un promedio de dos horas de vuelo) es de aproximadamente nueve mil setecientos setenta y dos dólares, que convertidos en pesos son ciento diez y siete mil pesos; la pregunta es: cómo compite un aspirante con esa cantidad de recursos que utiliza Marta Sahagún en sus actividades, ahora sí, proselitistas.

Las dudas que nos deja está experiencia que apenas comienza para la vida política de nuestro país son muchas, pero podríamos comenzar a analizar algunas que ya han surgido: ¿Cómo se despojara de todos los privilegios en materia de recursos públicos con los que cuenta Marta Sahagún? ¿Deberá de prescindir de la seguridad que le otorga el Estado Mayor Presidencial o harán lo mismo con los demás contendientes? ¿Deberá dejar de acompañar al Presidente en eventos que por protocolo debe acompañarlo?

En éste “país de las maravillas” y en un momento en donde la imagen se ha convertido en sustancia; en donde lo conveniente es no decir nada que signifique compromiso; en donde verter unas lágrimas ganan voluntades; en éste país en el que poco o nada se confrontan las ideologías y el debate político se ha visto sustituido por el debate sobre trivialidades es el país en el que vivimos, ¡gracias Fox!