La liposucción: un acto de corrupción

26 de octubre de 2004



Si bien es cierto que el país requiere urgentemente de reformas estructurales que le permitan estar en condiciones de enfrentar los retos que representan el desarrollo económico, político y social que anhelamos los mexicanos; también es cierto que uno de los principales obstáculos que se presentan para ese proceso es la corrupción.

Es claro que el problema de la corrupción en la política, el gobierno y la sociedad no es un fenómeno exclusivo de México, si no que afecta a todo el mundo; todos los países, en mayor o menor grado, tienen presente ese fenómeno social que tanto daño ha hecho a la humanidad. Pero también es claro que en los últimos meses hemos sido testigos de una serie de espectáculos, que no de hechos, que han expuesto ante los ojos y oídos de todos nosotros las pruebas de que el caso mexicano es punto y aparte.

Podemos ver que actualmente México es un país mucho más sólido y avanzado en lo que a sus Instituciones y costumbres democráticas se refiere; un país que es socio comercial de la primera potencia mundial; un pueblo que ha demostrado que frente a las adversidades se solidariza con propios y ajenos; en síntesis, una Nación orgullosa de los avances obtenidos.

Si bien es cierto que los mexicanos en lo referente a la corrupción de los gobiernos y partidos tenemos antecedentes que nos han formado un estereotipo de cada partido y su actuación en la vida política; también lo es el que los hechos actuales están afectando dicha referencia.

Los antecedentes condujeron a que la mayoría identificara al PRD como un partido de lucha, integrado por expriístas y líderes de la izquierda tradicional; como un partido nacionalista y demócrata que encabezado por su líder moral estuvo a punto de ganarle al PRI en 1988; pero los acontecimientos actuales nos llevan a ver un PRD beligerante, agresivo, que lucha por defender actos de ilegalidad; un parido integrado por líderes sociales que se beneficiaron de la lucha y regularización de terrenos invadidos, de la venta de vivienda de muy bajo costo; un partido carente de rumbo y, lo peor, un partido que en su corta vida como gobernante ha demostrado ser igual o más corrupto que su antecesor.

De igual forma tenemos al PRI, un partido que los antecedentes conducían al nacionalismo revolucionario, un partido que logró unir y poner de acuerdo a las fuerzas revolucionarias antes de que se llevará a cabo otra revolución; un partido integrado por cuadros formados desde el poder, un partido que demostró ser corrupto en el gobierno desde sus inicios pero que supo adaptarse a las condiciones de México en diferentes etapas y le dio paz social. Ahora los hechos demuestran que el PRI es un partido que no ha podido adaptarse a esta nueva realidad, que continúa realizando actos de corrupción y que esta volviendo a alianzas muy cuestionadas del pasado.

Por último tenemos al PAN, quien se percibía como un partido honesto, conformado por empresarios que pretendían cambiar el País; si bien con una posición de derecha radical cumplía con su papel como un equilibrio de intereses frente al gobierno; en cambio, lo que hoy vemos es un parido incapaz, con funcionarios y candidatos relacionados con el narcotráfico y la corrupción; un partido que llegando al poder se declara incapaz de realizar cambio alguno en beneficio de México pero sí utiliza los mismos mecanismos, tan criticados y señalados por ellos mismos, que sus antecesores utilizaron para reprimir, comprar voluntades y utilizar recursos públicos con fines electorales.

Hoy vemos con pesar que la corrupción de los panistas en el gobierno federal es verdaderamente ofensiva; hoy vemos como nosotros los mexicanos pagamos las liposucciones de las esposas de los funcionarios de más alto nivel, que para evitar la vergüenza seguramente tienen contratados a varios especialistas para justificar que la operación se realizó por causas de salud y no estéticas. Espero que no cometa el error, nuevamente, de pagarles con dinero público, nuestro dinero.