La memoria mexicana

19 de marzo de 2010



Nuevamente se reafirma una lamentable realidad: los mexicanos tenemos poca y corta memoria política, que es uno de los orígenes de que nuestra clase política, en general, sea incapaz de vivir y convivir en democracia. La afirmación radica en la repetición de hechos tan lamentables, como el que conocimos hace unos días, sobre la existencia de un acuerdo, por escrito, que obligaba al Partido de Acción Nacional (PAN) a no realizar alianzas electorales con otros Partidos para el proceso electoral en el Estado de México y que fue signada por el presidente del PAN y la presidenta del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Lo lamentable no es el acuerdo en sí, debemos entender que son legítimos acuerdos políticos, que deben de hacerse a la luz pública, ya que hacerlo en lo “oscurito” o “bajo la mesa”, como se realizó, sólo genera suspicacias, pero están en su legítimo derecho de acordar.

Es evidente que algo se hizo mal, no se puede entender cómo, el presidente del PAN negó la existencia de dicho acuerdo una y otra vez, cómo fue capaz de tener la frialdad para mentir ante la opinión pública, cómo pudo, deliberadamente, planear una conferencia de prensa para realizar un acto tan vergonzante como negar una realidad, con el cinismo propio de aquellos que no se ruborizan cuando mienten; pero eso no es lo peor, sabemos que muchos de los políticos viven con y para utilizar la mentira y el engaño como instrumentos para su desarrollo político, políticos que hacen de la falsedad, su forma de actuar y relacionarse con los demás; bajo este argumento, el presidente del PAN es uno más.

No podemos pedir, mucho menos esperar, que esos políticos que ante la ciudadanía son falsos, mentirosos y cínicos cambien; no lo podemos hacer ya que no existe incentivo alguno para que lo hagan, no se percibe una memoria ciudadana a largo plazo que castigue a ese tipo de políticos, no hay un costo real por mentir y engañar a los mexicanos, esa es la verdad.

El único costo que tiene un político cuando miente y engaña, es cuando lo hace a su jefe, ya que seguramente lo despedirá o evitará apoyarlo para proyectos futuros, pero ¿qué hacemos los ciudadanos y medios de comunicación? Simple, pasamos al siguiente tema y olvidamos darle seguimiento y concluir el anterior.

Hasta ahora se han realizado una serie de acontecimientos públicos en donde el presidente del PAN lo negó, después lo aceptó y terminó por retar a la presidenta del PRI.

El problema sigue para la democracia ya que nadie nos ha aclarado cuál fue la moneda de cambio para que el PAN firmara dicho acuerdo, quien nos va a aclarar si realmente se negoció el presupuesto federal; quien tiene el valor para enfrentar a la opinión pública y decirnos qué fue lo que pasó.

La conclusión hasta ahora es que efectivamente se negoció el presupuesto federal en los términos que el presidente Felipe Calderón lo requería, a cambio de que su Partido no hiciera alianzas electorales en el Estado de México: se dice que el PRI negoció el voto de sus diputados.

Así las cosas, aún pueden estar peor, ya que además de todo lo comentado, resulta que se conoció el acuerdo porque el PAN no cumplió. . . .