México y su realidad

09 de diciembre de 2010



WikiLeaks, el Portal de Internet fundado en el 2006 por un ex hacker australiano, Julian Assange, es el tema que ha estado acaparando la agenda mediática mundial; los documentos que fueron subidos a dicho espacio, para hacerlos públicos y accesibles a un gran porcentaje de habitantes de nuestro planeta, han generado un escándalo de tales proporciones, que seguramente será el parteaguas de una transformación de fondo en los sistemas de seguridad de las agencias de inteligencia de todos los gobiernos que cuenten con ellas.

La revelación de archivos clasificados sobre las guerras de Irak y Afganistán, así como el inicio de la publicación de 250 mil cables diplomáticos estadounidenses que han puesto a temblar al gobierno de los Estados Unidos, además de convertir la ficción y fantasía en realidad, de desatar el escándalo internacional, de demostrar lo que a secretos y gritos se afirmaba, sobre la forma de actuar e intervenir de los Estados Unidos en otros países, han tenido otras consecuencias no menores, entre las que se encuentran: la cacería en contra de Assange y, para nuestro interés, lo que se afirma de la actuación de nuestro gobierno en materia de lucha contra la delincuencia organizada y la violencia de que somos objeto los mexicanos.

Las afirmaciones que Assange realizó sobre el contenido del material son escalofriantes para cualquier teoría de las relaciones internacionales entre países, comprobar que EU pidió robar material humano e información personal de funcionarios de la ONU y grupos de derechos humanos, como ADN, huellas digitales, escaneos del iris, números de tarjetas de crédito y contraseñas de internet; que el Rey Abdullah de Arabia Saudí le pidió a EU que atacara a Irán; que la investigación británica sobre Iraq fue arreglada con el fin de proteger “intereses estadounidenses” y que Suecia es miembro encubierto de la OTAN y comparte información con EU, son muestras de cómo un país puede jugar con la vida de miles de hombres y mujeres, en guerras que tienen como único fin intereses económicos y políticos de un solo país.

Para México ha sido igual, basta verificar el contenido de cable 09MEXICO3195, redactado por el embajador Carlos pascual y fechado en noviembre de 2009, en donde se señala: “La incapacidad del CISEN de servir como un líder real en operaciones de inteligencia y análisis ha dejado a México sin un coordinador inter-agencia efectivo”, “La estrategia de seguridad del Presidente (Felipe) Calderón carece de un aparato de inteligencia efectivo que produzca información de alta calidad y operaciones dirigidas”, “México tiene un camino largo para desarrollar un aparato de inteligencia experto y auto-suficiente pero la creación de un sistema coherente es crítico para el éxito sostenido de sus esfuerzos anti-crimen” o que “La rivalidad entre el Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y el ex Procurador General de la República Eduardo Medina Mora afectó dramáticamente los esfuerzos para generar inteligencia en contra del crimen organizado” son sólo muestras de lo que hace años venimos padeciendo los mexicanos.

Es un hecho que las especulaciones realizadas en el sentido de que los gobiernos de Vicente Fox y de Felipe Calderón desmantelaron los órganos de inteligencia, por ineptitud o desinterés, o que el gobierno no tiene rumbo, carece de estrategia y es estructuralmente incapaz de resolver el tema de la violencia de que somos objeto los mexicanos, son ahora una realidad probada.