Recuento Legislativo

08 de agosto de 2003



Pareciera que los grupos parlamentarios realizaron el recuento de lo generado por su desempeño y obtuvieron como resultado un saldo negativo.

Como consecuencia de lo anterior, el tema que se encuentra hoy en discusión es la posibilidad de que el Congreso de la Unión convoque a un período extraordinario de sesiones en donde se pretende aprobar algunas reformas que se consideran urgentes e intentar finalizar a la actual Legislatura con la intención de recuperar el tiempo perdido.

Podemos hacer una descripción del contexto actual dentro del cual se pretende convocar al período extraordinario de sesiones y hacer nuestras propias valoraciones con respecto a la trascendencia de que se lleve a cabo o no y de que, en caso de que se convoque, cuales pudieran ser los resultados.

Actualmente contamos con 500 diputados federales electos que integrarán, a partir del primero de septiembre, a la 59 legislatura en la Cámara de Diputados; los partidos políticos se encuentran en diálogo con el Gobierno Federal para intentar definir los temas prioritarios de la agenda legislativa; los nuevos coordinadores de los grupos parlamentarios están enfocados en la construcción de alianzas al interior de los mismos y conforman a sus equipos; los coordinadores de las fracciones parlamentarias locales permanecen en negociaciones para la distribución de las presidencias y secretarías de las Comisiones; los Gobernadores realizan lo propio para impulsar los temas prioritarios de sus gobiernos mediante los diputados electos de su estado; en fin, éste es el contexto.

En concreto ¿cuál es la realidad para la actual Legislatura en la Cámara de Diputados? Su inminente salida de la escena legislativa; asunto nada fácil para los diputados salientes; claro, salvo las excepciones de aquellos que ejercerán un nuevo mandato en algún congreso local.

La actual Legislatura en la Cámara Baja debe de entender que, dentro de ésta nueva dinámica política, su papel ha sido de mayor influencia y contrapeso frente al Ejecutivo. Asunto que aparentemente entendió, ejerció y en algunos casos hasta abusó de él.

Que esa extraordinaria etapa de transición que ahora vive el Congreso, -de ser una Institución Política que en la mayoría de los casos sirvió como legitimadora de políticas públicas y acciones de gobierno, para llegar a convertirse algún día en un verdadero órgano fiscalizador y equilibrador del poder ejecutivo con una visión de largo plazo- es muy importante y trascendente para los mexicanos, pero que también el tránsito conlleva un costo.

El costo lo podemos traducir en varios aspectos, pero vale la pena citar algunos relevantes y que nos pueden dar elementos de valoración para definir qué tan estratégico y benéfico resultaría un período extraordinario de sesiones.

Uno de esos aspectos es que, como todos sabemos, para que se convoque a un período extraordinario se debe definir la agenda que será tratada en el mismo y sólo se atenderán los temas contemplados en la misma; el problema surge cuando atendemos al hecho de que el pasado período ordinario no contó con agenda legislativa; esto es, no lograron ponerse de acuerdo los diferentes grupos parlamentarios para definir los temas prioritarios para que fueran atendidos durante el propio período.

La actual Legislatura se caracterizó por la falta de acuerdos y consensos en las reformas fundamentales y necesarias para el País, lo que generó las consecuencias que todos conocemos, y que fueron el resultado de la falta de análisis de los temas, la urgencia con la que se aprobaron las reformas, las discusiones pobres y aprobaciones con parches surgidos del entusiasmo del momento.

Si atendemos a los antecedentes ¿Cómo podemos esperar que logre hacer, a 23 días de que termine la actual Legislatura, lo que durante tres años no pudo? Difícilmente podríamos considerar que lo logren.

Por otra parte, los diferentes sectores del país se encuentran cabildeando con los diputados electos y no con los actuales, bajo el razonamiento de que los actuales tienen poco tiempo y que los electos sí podrán hacer las reformas fundamentales para el País. Esperemos que así sea.

Es importante que alguien les diga a los actuales Legisladores que los mexicanos hemos asumido los costos de su desempeño durante éstos tres años, no nos dejaron otra opción, pero que por ningún motivo se les ocurra convocar a un período extraordinario de sesiones en donde su principal fin sea intentar resarcir el daño ocasionado; y que al final engendre como resultado nuevas disposiciones jurídicas carentes de análisis sustentado –las cuales han sido pródigas y el identificador más relevante de ésta Legislatura- y sin una estimación de las consecuencias en la credibilidad de las instituciones, en la economía, la gobernabilidad, la seguridad nacional, la inversión y el empleo, por citar algunos.

Señores diputados federales que integra a la actual Legislatura: su tiempo fue, su trabajo terminó, prepárense para su salida y para sus respectivos juicios políticos a los que el electorado los someterá, pues a partir del día primero de septiembre al encontrarse fuera de San Lázaro vivirán plenamente, como nosotros, las consecuencias de sus actos, irresponsables o no, como legisladores.