Terrorismo en México

14 de mayo de 2004



Hemos sido testigos de cómo un gobierno, en tan solo cuatro años de ejercicio, pone a un País en riesgo de convertirse en objetivo terrorista; o, en el mejor de los casos, lo coloca en una posición vulnerable a las presiones y chantajes políticos y económicos de otras Naciones.

Un asunto netamente jurídico que en las últimas semanas ha estado dentro de los principales temas del debate nacional; que ha sido analizado minuciosamente por los principales actores políticos del País; que es parte de las conversaciones cotidianas entre conocidos y casuales con extraños; que ha sido motivo de encuentros y desencuentros; vamos, el gran tema de discusión entre los Poderes de la Unión: ¡el gran tema nacional!; éste tema ha sido el detonador de una serie de acontecimientos en la vida política, económica y social de México que lo ponen en condiciones realmente desastrosas y alarmantes.

No me refiero (en el caso del Gobierno Federal) a los “Amigos de Fox”, al “toallasgate” o a “Vamos México”; tampoco me ocupo (en el caso de los Partidos políticos) sobre los gastos excesivos e ilegales y faltas cometidas en las últimas elecciones federales; mucho menos al “Pemexgate”; el tema al que me refiero es el manejo de las relaciones exteriores de México por quienes son los titulares del Gobierno Federal, incluyendo al Ejecutivo.

Es importante que hagamos un análisis objetivo y serio sobre los recientes acontecimientos que en materia de relaciones exteriores ha experimentado México.

Debemos analizar a donde hemos llevado a nuestro País. Por las implicaciones que tendrá cualquier decisión que tomemos con relación al tema, por la importancia y trascendencia de nuestro análisis y las conclusiones que se deriven del mismo; por la responsabilidad que como mexicanos tenemos frente a nuestros compatriotas y frente a las naciones distintas a la nuestra; en fin, por todos y cada uno de los aspectos que tienen que ver con responsabilidad, objetividad, visión de futuro y compromiso para tomar decisiones; para ser aún más claro, como no lo hizo ni ha hecho el Gobierno Federal y el Congreso de la Unión.

La Constitución plantea, dirigir la política exterior y celebrar tratados internacionales sometiéndolos a la aprobación del Senado, en la conducción de tal política, el Titular del Poder Ejecutivo observará los siguientes principios normativos: la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de controversias, la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internaciones, la igualdad jurídica de los Estados, la cooperación internacional para el desarrollo y la lucha por la paz y la seguridad internacional.

En tal caso podemos afirmar que la política exterior de México —cuando menos en lo que la Constitución señala— es y debe ser una política de Estado y no, como sucede actualmente, un tema coyuntural que tiene que ver más con simpatías o antipatías de los gobernantes en turno que con una agenda política de Estado.

La conclusión de todos los escándalos, independientemente de las implicaciones particulares que ya de por sí son graves, son las consecuencias generales y que a futuro tendrá que enfrentar México como nación. 

Podemos citar como ejemplo que, tradicionalmente México conservó una posición bastante cómoda y segura frente a los temas internacionales que tenían que ver con guerras e intervenciones a otras Naciones; el apego a la doctrina Estrada y la verdadera convicción de la no intervención en la autodeterminación de los pueblos que servía de eje rector de las relaciones exteriores permitió a México abstenerse de tomar posiciones y votar en contra o a favor de acciones que hubieran puesto en riesgo la seguridad y la paz de nuestro País; hoy ya no es así.

Ahora el que México se abstenga de votar tendrá otra connotación que antes no tenía; además de que lo pone a merced de las presiones de otras Naciones para que vote a favor o en contra de una determinación, cuando antes no era posible. Hoy México esta en la arena internacional como un actor que deberá de hacer aliados y que contará con adversarios, cuando antes todos eran respetados y por lo tanto México fue respetado por todos. Hoy vemos el fin de una etapa de paz. 

Podemos concluir señalando lo que en algunos años estará escrito en los libros de historia para la enseñanza de los mexicanos: Hasta el final del siglo pasado, México fue una nación respetuosa de los pueblos y demás naciones del planeta; fue un País que luchaba incansablemente por los derechos humanos hasta donde sus facultades jurídicas y políticas lo permitieron, pero siempre respetando a las demás naciones en sus decisiones internas; en fin México fue un país que procuró la paz entre los pueblos con el ejemplo; hoy México es un objetivo terrorista ya que como juez del mundo —al igual que Estados Unidos de América— certifica qué naciones cumplen con las normas que “debe” cumplir un pueblo y de no ser así participa militarmente para rescatar a los pueblos de su error.

Muchas gracias Fox.