Un atentado más, en contra de la democracia

04 de febrero de 2009



El domingo se realizó el acto solemne de Congreso General que da inicio del Segundo Periodo Ordinario de Sesiones del tercer año legislativo, que por cierto es el último de la 59 Legislatura Federal. ¿Qué podemos esperar de él? No mucho. Mientras la mayoría de los ciudadanos estaremos intentando sortear la tremenda crisis económica que se intensificará aún más durante el año, los actores políticos (legisladores, funcionarios, dirigentes de Partido y organizaciones sociales) estarán profundamente inmersos en el proceso federal electoral que tendrá su clímax el próximo 5 de julio.

Cualquier acción que realicen los actores políticos del país, cualquier palabra que pronuncien, todo lo que lean, las reuniones a que asistan y hasta los sueños que tengan, todo será con un objetivo electoral, no hay otro fin, no existe otra lucha.

Para el Partido Revolucionario Institucional, el triunfo significa el preámbulo para recuperar la Presidencia de la República en 2012; representa contar con una mayoría, relativa o absoluta, que le permita seguir impulsando su visión de país y seguir demostrando su vocación de gobierno, hasta ahora lo ha hecho; encabezado por Manlio Fabio Beltrones, desde el Senado de la República, ha logrado impulsar su visión de país y le ha enmendado la plana al presidente Felipe Calderón en varias ocasiones. EL PRI del Congreso está demostrando que tiene la capacidad y la vocación, pero mucho más importante: la habilidad para lograr sus objetivos.

Para el Partido de la Revolución Democrática, significa su recomposición como el Partido de izquierda mexicano y no el populista y demagogo partido que Andrés Manuel creo, bajo la docilidad de todos sus integrantes; significa la posibilidad de demostrar, desde la Cámara de Diputados, que retoma su camino como un responsable contrapeso del gobierno, como un partido unido, fuerte y democrático, y no como propiedad de un solo hombre; significa sobrevivir para retomar su dimensión real, como la tercera fuerza política que siempre ha sido.

Para el Partido de Acción Nacional, y en particular para el presidente Calderón, el triunfo significa gobernabilidad, una capacidad de la administración pública que no ha logrado ejercer a plenitud el presidente y que no se garantiza con la mayoría en la Cámara Baja, pero sí contribuye a facilitarlo.

Así las cosas, el tema del mundo político es el proceso electoral federal, no existe prioridad alguna que no sea ganar.

Dentro de este escenario se verifica un lamentable acontecimiento para la vida democrática de nuestro país; las principales televisoras hicieron una mezquina estrategia, como manifestación por su inconformidad con la reforma electoral que les quito el jugoso negocio de miles de millones de pesos que significaban las campañas electorales; las televisoras están actuando como lo que más critican de los Partidos Políticos, solo piensan en ganar (dinero) a costa de los intereses de la población.

La estrategia logró su objetivo, el haber transmitido por tres minutos seguidos los spots de los partidos políticos en pleno desarrollo de dos juegos importantes para los fanáticos del fútbol soccer y del americano, fue a todas luces con la intención de generar inconformidad; el daño, a la ya de por sí desgastada imagen de la política y de los políticos, está hecho y en nada contribuye a la democracia de nuestro país. El debate se centra en descubrir quién fue el responsable, el IFE o las Televisoras; lo que resta es, en el caso de que hayan sido las televisoras, verificar cómo siguen impunes.