Un perdón que debilita nuestra legalidad y la democracia

13 de febrero de 2009



omo lo comentamos la semana pasada, las televisoras conocidas como el duopolio de México, ejercieron su poder y demostraron que siguen estando por encima del Estado Mexicano; la por demás tímida resolución del Consejo General de Instituto Federal Electoral demuestra la capacidad de las televisoras para doblarle las manos a la autoridad electoral, a aquella que es la responsable de conducir los procesos electorales y la que supuestamente es la encargada de hacer que se cumpla la Ley.

Imagine usted que es dueño de una empresa con ingresos anuales multimillonarios; que su actividad es la utilización de un patrimonio del Estado, es decir, de todos los mexicanos, mediante el cual usted gana mucho dinero; imagine que el gobierno le otorgó la concesión para su explotación; imagine pues que usted es dueño de un negocio que le da a ganar miles de millones de pesos al año y que su única responsabilidad es cumplir con la Ley; de pronto, el Estado Mexicano, ese que le concesiona lo que a usted lo ha hecho millonario y poderoso, por conducto de máximo órgano legislativo que es el Constituyente Permanente que, como usted sabe, se integra por todos los Congresos Locales del País, así como por la Cámara de Diputados y el Senado de la República, aprueban una reforma constitucional que le afectará en sus ingresos, no de manera significativa, sólo en un pequeño porcentaje de lo que usted gana.

Por supuesto que usted se va a molestar o inconformar; claro que usted utilizará todo su poder para evitar la reforma o cuando menos que no le afecte tanto; es lógico y legítimo que lo haga, pero si se aprueba la reforma no le queda más que acatarla.

Pues bueno, ahora imagine que se aprueba la reforma y que usted la incumple con premeditación, alevosía y ventaja; pero que además lo hace como una manifestación de su poder al retar al Gobierno y doblegarlo. Por supuesto que usted ha cometido una ilegalidad que merece un castigo, pero propone un acuerdo para ya no cometer los actos de ilegalidad y la autoridad lo acepta y lo perdona.

Ahora imagine que es un microempresario, que ha luchado muchos años por conservar su pequeño negocio pero, de repente, el municipio aprueba una medida que le hará perder a usted parte de sus ingresos y lo que usted hace es violar la disposición y no cumplir con la Ley. ¿Cree usted que si se compromete a que de ahora en adelante no cometerá la falta, el gobierno lo perdonará? Por supuesto que no, eso no podría suceder.

Pues bien, eso es lo que sucedió con el Instituto Federal Electoral y las Televisoras; el proyecto de sobreseimiento fue votado antes que el proyecto original, presentado por la secretaría ejecutiva, que imponía sanciones a Televisa y TV Azteca por 11 millones de pesos. Hay que señalar los consejeros “ciudadanos” que votaron a favor de desechar las sanciones, los consejeros Marco Baños, Francisco Guerrero, Marco Gómez, Benito Nacif y Arturo Sánchez. Quienes se mantuvieron firmes y votaron en contra fueron el consejero presidente, Leonardo Valdés, y los consejeros Alfredo Figueroa, Virgilio Andrade y María Macarita Elizondo.

La justificación fue que el Consejo consideró que a partir de la firma de unas bases de colaboración con la CIRT ha cesado la actitud violatoria de las televisoras.

Qué podemos esperar los ciudadanos que queremos un país más democrático y equitativo, como se puede exigir la legalidad y desterrar la impunidad si los grandes beneficiarios del sistema son los más impunes.