¿Existe o no, rumbo para México?

04 de junio de 2004



Qué es lo que está sucediendo en nuestro País; a qué se debe que un secretario de gabinete renuncie de manera intempestiva argumentando como las razones que lo motivaron a tomar dicha determinación las palabras y la actitud del presidente Fox hacia su persona; o, por qué un gobernador de un Estado, del mismo Partido Político que el que gobierna al país, se enfrenta públicamente al Ejecutivo Federal; por último, por qué los objetos no identificados denominados OVNIS nos visitan y dejan que la Fuerza Aérea Mexicana los filme precisamente en la cúspide del mayor escándalo de corrupción del “Gobierno del Cambio”; la respuesta es: hasta ahora no podemos tener una lectura fiel de lo que dichos acontecimientos representan para la política mexicana y para el desarrollo del País, pero sí podemos imaginar por qué.

Permítame invitarlo a una reflexión, si usted se siente menospreciado, solo y experimenta la siguiente situación: después de varios años (más de tres); la mayor parte del tiempo tiene que estar justificando, dando explicaciones y afirmando a los demás (en público y en privado) sobre una acción que en lo individual piensa que está haciendo (gobernando, dando rumbo a una Nación); como parte de una obligación adquirida que se desprende de un mandato (elegido por la mayoría de los mexicanos que votaron); y debe seguir justificándose todos los días y señalando que las mayorías están equivocadas que los intelectuales no saben, que usted afirma que sí hay rumbo, proyecto, ¡vamos! que sí tiene idea de lo usted que está haciendo pero que nadie más se da cuenta de ello; entonces, respetado lector, usted es Vicente, sí Vicente Fox el presidente de México.

Es lamentable ver como el presidente Fox continúa justificando sus ineficiencias, errores y desaciertos de gobierno mediante un debate entre el pasado y futuro democrático del País; donde para Fox el pasado es del año dos mil hacia atrás, o mejor dicho el pasado son los gobiernos priístas; y el futuro es a partir del año dos mil y hasta el día de hoy, o mejor dicho desde que asumió el poder el “gobierno del cambio” encabezado por él mismo. Es igualmente triste el observar como un presidente de una nación de poco más de cien millones de habitantes no termina por entender qué esta haciendo y cuál es su papel al frente del gobierno.

En México, hoy por hoy el verdadero problema ya no es la incapacidad del gobierno en la lucha contra la corrupción y en la búsqueda de mejores condiciones para los mexicanos, tampoco su incapacidad de generar las condiciones necesarias para el desarrollo del país con un gobierno “democrático”; el problema pasó a ser que no hay rumbo, que no existe planeación; que nuestro gobierno no sabe dónde ésta y mucho menos a dónde va.

Si bien es cierto que no es responsabilidad exclusiva del Ejecutivo el que se realicen las reformas estructurales —que son fundamentales para hacer de México un país, ya no digamos competitivo, sino viable— que también, y principalmente, es responsabilidad de los Diputados y Senadores que integran el Congreso de la Unión el aprobarlas; también es cierto que el presidente Fox y su gabinete han demostrado una incapacidad política en lo que se refiere a la búsqueda de consensos, y un torpe desempeño en sus intentos por impulsar iniciativas de reformas para el País, así como una falta absoluta de reflexión y aprendizaje.

Fox debe ser el líder que conduzca a poco más de cien millones de mexicanos hacia un objetivo, hacia un fin; Fox debe ser quien, en su calidad de presidente, defina y dé el rumbo que el país deberá tomar para alcanzar sus objetivos; pero el desgraciadamente el deber no necesariamente es el ser.

Fox fue un gran líder democrático para los militantes y simpatizantes de Acción Nacional; también fue, para quienes participaron en su equipo, un gran líder de campaña que venció al PRI y lo sacó de los pinos; pero hoy, para México y los mexicanos, ese gran líder democrático y de campaña, resultó no serlo como líder político; qué lástima.

Ahora bien, después de analizar todo lo anterior —y concediendo que realmente analice sus acciones— seguramente el presidente Vicente Fox estará ejecutando una estrategia de comunicación y elaborando un mensaje que le permita expresar lo que verdaderamente piensa de su ejercicio como Presidente de México y que nos de una señal de lo que los mexicanos podemos esperar de él para solucionar los problemas del País; seguramente estará pensando como construir una frase que pueda contener el mensaje de cuál rumbo tomará nuestro país; y puedo afirmar que su mensaje será, en tono de afirmación y cuestionamiento: “Y yo por qué”.