¿Habrá reformas estructurales éste año?

09 de enero de 2004



A unos pocos días del inicio de éste año nuevo pareciera ser que el tema de las grandes reformas estructurales ya se agotó; la mayoría da por muerta la posibilidad de que se lleve a cabo, cuando menos durante éste año, la tan esperada y anhelada “Reforma Fiscal Integral”; y en la misma condición tienen a la energética, la laboral y del estado.

Hasta hoy, los temas en la agenda política y mediática nacional han sido las implicaciones legales, políticas y económicas derivadas de las medidas adoptadas en México para evitar un posible ataque terrorista en Estados Unidos y el programa migratorio que pretende impulsar el presidente Bush como elemento electoral que lo beneficie en su reelección.

Pero hoy por hoy el tema de los mexicanos debe ser el futuro que le depara a nuestro país después de las advertencias que muchos actores realizaron al afirmar que si no se concretaba una reforma fiscal integral México estaría destinado al fracaso.

El escenario catastrófico que se afirmó tendría nuestro país bajo el supuesto de que no se aprobaran: primero, la reforma energética; después, la reforma eléctrica; y, por último, la reforma fiscal parecieran haber sido una advertencia exagerada, que no por ello deja de ser delicado y debe atenderse.

Las advertencias del presidente Fox, que tenían como remitente al Congreso de la Unión, no fueron escuchadas o no quisieron ser escuchadas.

Lo que ahora queda claro es el triunfo de Roberto Madrazo sobre la profesora Elba Esther Gordillo; éxito que se manifestó en un sin número de batallas que parecen otorgarle a Madrazo el triunfo de la guerra, cuando menos en lo que a la Cámara de Diputados se refiere. Así como también queda claro que el gobierno federal debe de aceptar que tiene que convivir con una mayoría opositora en el Congreso y trabajar en consecuencia si pretende impulsar alguna reforma.

Estoy seguro que para finales de enero o principios de febrero seremos testigos del final de los enfrentamientos al interior de la bancada priísta. Escenario que sostengo tendrá verificativo en virtud de que esa ha sido siempre la forma de actuar del PRI; la diferencia es que antes existía un Presidente de la República priísta, quien era el responsable de poner orden y de resolver las diferencias; hoy no existe un liderazgo que logre realizar esa función al interior de PRI.

El caso es que no podemos pensar que éste es el inicio del fin del Revolucionario Institucional, ya que éste tipo de enfrentamientos los hemos visto durante toda la vida institucional de este partido y el resultado siempre es igual: primero la lucha por el poder, y una vez que alguno de los grupos lo obtiene, el otro acepta su condición y negocia, lo que al final se traduce en la solución de cualquier conflicto: “muere el Rey, viva el rey”.

Por otra parte, para aquellos que estamos convencidos que el país requiere urgentemente la reforma fiscal integral no debemos desesperarnos ni debemos pensar que ya no existe otra oportunidad en esta Legislatura para que se logre; al contrario, debemos confiar en que el año que comienza será testigo de dicha reforma.

Lo interesante es que la reforma no tendrá como fuente exclusiva el Ejecutivo, el Legislativo ni los partidos políticos; la reforma tendrá como impulsor un evento ha realizarse el próximo mes, me refiero a la convención de gobernadores.

Será un evento de gran relevancia política que permitirá se trabaje en el consenso de una reforma fiscal integral que contemple a los principales actores políticos del país: gobernadores, legisladores, partidos políticos y Ejecutivo Federal; qué mejor escenario para que se impulse una verdadera reforma fiscal integral con un espíritu eminentemente federalista.

Las grandes incógnitas son: ¿qué harán los organismos empresariales para incluir en la agenda de la reforma fiscal los temas de su interés? ¿el empresariado organizado participará activamente como un gran frente o seguirá realizando esfuerzos dispersos? ¿por fin veremos la tan prometida propuesta de reforma fiscal del empresariado? ¿lograrán ponerse de acuerdo en impulsar determinadas reformas?

Las preguntas son muchas lo que hay que esperar son las respuestas; los mexicanos debemos exigir, por el bienestar de todos, un empresariado participativo y con propuestas definidas; organizaciones patronales que no teman fijar sus posturas; en concreto, organizaciones empresariales comprometidas con sus miembros y con su país.

Al final, espero que así sea, tendremos una propuesta de reforma fiscal integral que atienda los intereses de cada entidad federativa y de los partidos políticos y gobierno federal; en otras palabras: una verdadera reforma fiscal integral federalista; ¿atenderá al empresariado también? No sabremos, de ellos depende.