“Vamos México”: corrupto

30 de junio de 2004



No tengo la menor duda de que el principal tema de la agenda nacional es la seguridad pública; pero no la que se circunscribe a la seguridad de no ser asaltado, robado o lesionado por algún delincuente.

Yo me refiero a la seguridad social en su sentido más amplio; me refiero a la que el Gobierno, todo, debe garantizarle a los ciudadanos y habitantes del Estado que Gobierna; aludo a esa seguridad que le dio origen a los gobiernos; a la que todo pueblo aspira; me refiero a la seguridad al empleo y de la propiedad privada; a la alimentación y la salud; a la educación y de tránsito; en fin me refiero a la seguridad que debe exigir y procurar un pueblo para que como tal viva y conviva dignamente.

Es cierto que el tema de la seguridad en contra de la delincuencia es el asunto que está tomando mayor fuerza en la opinión pública y en la conciencia social —como manifestada el domingo pasado en el país—; el problema es querer analizar el problema de la inseguridad desde una óptica meramente ideológica en donde, como ejemplo, para la izquierda la existencia de la delincuencia es: porque existe pobreza y desempleo; esto es la pobreza y el desempleo explican entonces el origen y proliferación de la delincuencia y en consecuencia la generación de empleo y el desarrollo económico de todos los mexicanos es la única solución real al problema. En cambio, para la derecha, la procedencia y multiplicación de la delincuencia atiende a la falta de sanciones más severas y como consecuencia su solución sería únicamente dando un trato rudo al delincuente (como ejemplo se habla de la aplicación de la pena de muerte para los secuestradores).

Es muy importante que no se polaricen las posiciones al grado de que todas las propuestas que pretendan contribuir a mejorar la seguridad sean descalificadas y así cada parte involucrada se limpie las manos y justifique su apatía, teniendo como consecuencia el que continuemos culpándonos unos a otros por lo que no sabemos defender: nuestra seguridad.

Considero importante que cada instancia involucrada asuma la responsabilidad que le corresponde: El Ejecutivo federal y locales como responsables y jefes de las policías, de los procuradores de justicia y ministerios públicos deben de inmediato aplicar políticas públicas eficaces, deben convocar a una convención de gobernadores para la seguridad de los mexicanos, en donde alcancen acuerdos nacionales que permitan la lucha frontal en contra de la delincuencia.

El Congreso de la Unión y los Congresos Locales deben de asumir su responsabilidad legislando lo que corresponda para dar más y mejores herramientas a los Ejecutivos y el Poder Judicial para que cumplan con su función. Si bien es cierto que las acciones que se lleven a cabo en materia legislativa deberán de esperar varios meses y posiblemente años para ver sus frutos, pues con mayor razón: comiencen ya.

Por otra parte, nosotros los ciudadanos debemos denunciar los delitos por mínimo que sea, debemos asumir nuestra responsabilidad de asistir a presentar las denuncias y darles seguimiento —por mucho tiempo que consideremos perdido— debemos de exigirle a nuestros gobiernos que cumplan con su obligación cumpliendo nosotros con la nuestra.

Pero todas las acciones antes mencionadas, conjuntamente con muchas más que se han mencionado, no serán suficientes si no atendemos el origen del problema; independientemente de ideologías, credos, posiciones sociales, tipos de gobierno, etcétera, el verdadero origen de la inseguridad en su sentido más amplio es: la corrupción.

La corrupción que vivimos, desde la más cotidiana y casi inadvertida como la de darle la propina al del camión de la basura pues de no ser así debemos de asumir que la próxima ocasión nos haga mala cara o de plano no se lleve la basura; y hasta la que vemos en el “Pemexgate”, “Amigos de Fox”, “PRD-ahumadagate” y hoy “Vamos México” y la Lotería Nacional para la Asistencia Pública; está corrupción que arremete y ofende a los mexicanos.

El tema es la corrupción, debemos luchar en contra de ella, por muy justas y eficientes leyes que se elaboren si la corrupción persiste en las policías, los Ministerios Públicos y los Juzgados la delincuencia continuará impune.

Si la corrupción persiste, en todos los niveles de gobierno, no habrá desarrollo en el país y por lo tanto continuará la falta de oferta de empleo y el incremento del desempleo y en consecuencia pobreza.

Mucho se habla de contestar y proponer sobre qué sigue después de la gran manifestación ciudadana del domingo pasado, yo considero que lo que sigue es una cruzada en contra de la corrupción.

No debemos permitir que continúe la corrupción que se da desde el más alto nivel del gobierno; los mexicanos debemos exigir la aplicación de la ley y la rendición de cuentas de quienes nos gobiernan.

Debemos iniciar una gran cruzada en contra de la corrupción, seamos solidarios y responsables, luchemos todos en contra de los corruptos.